PABLO CARNERO, EN LA MEJOR

TRADICIÓN DE LA ESCUELA ESPAÑOLA

 

 

El realismo es una necesidad fundamental de la visión humana,

en busca de la representación propia de la realidad.

(Jean Clair)

 

            Si la Escuela de pintura española alcanzó la cumbre de la Historia del Arte –como muestra el Museo del Prado-, fue de la mano del realismo, donde la imagen y la pincelada convergen con plenitud en el territorio del lienzo, la tabla o el papel. Velázquez fue el gran maestro que asombró al propio papa Inocencio X cuando contempló el retrato que le hizo el artista sevillano.

 

                        El realismo sigue vivo, presente y con fuerza en nuestros días, como sucede con el trabajo artístico de Pablo Carnero. Después de su amplia exposición retrospectiva en Madrid, el artista polivalente -pintor, escultor, dibujante y grabador-, presenta ahora sus últimos trabajos en los que pone de manifiesto su gusto por el paisaje y las estancias interiores.

 

            Además de su precisión en el dibujo, la firmeza en la forma y el dominio en la aplicación del color, de la obra del artista se desprende una poética singular, no exenta de melancolía. Los espacios evocados, los personajes representados, nos hablan de su particular visión del mundo, de  su manera de ver y asumir la pintura, que lo acercan a su maestro Antonio López.

 

Pablo Carnero es un excelente pintor realista con sensibilidad y oficio, un artista que trasciende la interpretación del modelo para plasmar una pintura que lleva sus propias señas de identidad, que conlleva su buen saber hacer.

Julia Sáez-Angulo

De la Asociación Internacional

de Críticos de Arte.